¿Quieres educar a tu perro?
Y conseguir con ello una convivencia lúdica, armoniosa y disfrutar plenamente de su compañía.
Recuerda que:
Nos ofrece su cariño, nos obliga a sacarlo a la calle para que pueda hacer sus necesidades, hacer ejercicio, cuidamos de su higiene corporal, le proporcionamos la mejor dieta, visitas al veterinario, elegimos el mejor lugar para su descanso, etc.
El perro tiene una gran capacidad de aprendizaje, adaptación y posibilidades de realizar distintas tareas, e incluso aquellas para las que no fue creado. El aprendizaje y desarrollo de estas tareas, crea en los perros y en sus propietarios muchas expectativas, ilusión, vínculo, y lo más importante, que el perro se sienta realmente un miembro más de esa familia.
Son siete las etapas del desarrollo del comportamiento, cada una de ellas posee características propias e importantes, tenemos que conseguir un excelente desarrollo morfológico y estabilidad emocional, completar ampliamente cada una de las etapas, prestando especial atención a la cuarta y quinta etapa.
- Prenatal, desde la fecundación hasta el nacimiento.
- Neonatal, de 0 o nacimiento hasta los 15 días, 2 semanas.
- Transicional o de Transición, de 15 a 21 días, de 2 a 3 semanas.
- Socialización, de 3 semanas a 12 semanas.
- Juvenil, de 3 meses a 8 meses.
- Adulta, de 8 meses a 1 año.
- Madurez, de 1 año a 2 años.
La más impresionable es la cuarta etapa o etapa de Socialización, debemos desarrollarla y potenciarla plenamente.
La Educación y adiestramiento de nuestro perro debe iniciarse desde el momento de su entrada en el nuevo hogar, a partir de los dos-tres meses de vida del cachorro.
Gracias a la educación y posterior adiestramiento se consiguen dirigir, controlar, modificar, corregir, extinguir, muchas de sus conductas anómalas, recuerda que nunca tendrás una oportunidad tan influenciable sobre el comportamiento de tu cachorro.
La metodología empleada en el aprendizaje y asociación de las distintas conductas que un perro puede activar en cada momento, está basado en saber que, es capaz de buscar alternativas, comprender, proporcionar atención, deseos de colaborar y agradar, tener iniciativa, persistencia, espíritu de lucha, gran capacidad de responsividad, instinto de protección, sumisión, docilidad, etc. Y muchos rasgos de carácter más, todos ellos bien valorados e interpretados como, naturaleza en estado vivo.
Sabemos que existen factores que determinan e influyen en el comportamiento, como: la base genética, interacción del animal con el medio ambiente, factores ambientales, climáticos, geográficos, relacionales y los procesos de aprendizaje.
Es decir los perros pueden nacer con cualquiera de las características como: agresivos, extrovertidos, dominantes, con temperamento equilibrado o sumiso, inseguros, etc. Estas características serán modificadas por el medio ambiente y la experiencia.
Superada la primera fase de los procesos para la educación del cachorro, entre los dos y cinco primeros meses de vida, donde se han dejado fijados las rutinas y normas que desarrollo en consejos para cachorros, como: educación y entrenamiento o preadiestramiento, desarrollo del vínculo, educación del sistema eliminativo (conductas higiénicas), micción y defecación, etc. Mi consejo es valorar al joven o al adulto, teniendo en cuenta la raza, edad, sexo y rasgos de carácter del individuo, temperamentos en relación con las ganas de trabajar dentro de su función específica para la que fue creado y las ganas de trabajar para el hombre, conductas durante la convivencia con los miembros de la familia, y:
- Ambiente de la casa, modo de vida y régimen diario.
- Alojamiento.
- Zonas de alimentación/eliminación/juego.
- Rutinas de ejercicio/juego.
- Cuando y durante cuánto tiempo se queda solo.
- Tiempo fuera/dentro.
- Componentes de la familia y responsabilidades con la mascota.
- Otras mascotas en la casa.
Desarrollado el plan de trabajo individualizado, basado en marcar una tabla de obediencia con ejercicios básicos como: andar al lado sin tirar de la correa, adaptándose al paso de propietario con distintos ritmos y cambios de dirección, posturas de sentado, tumbado, pie, al lado del propietario o a distancia, mantenerse quieto en estas posturas, acudir a la llamada de su dueño, soltar a la orden cualquier tipo de objeto que el perro tenga en su boca, realizar juegos con distintos objetos para la caza y cobro, paseos e interacción, ejercicio físico y psíquico, etc.
Sugiero que, para conseguir una convivencia lúdica y armoniosa, los propietarios y sus perros deben practicar esta tabla de obediencia y aplicarla, como complemento en la Educación de su perro, estableciéndose y asentándose las normas, limites, obligaciones, deberes y derechos del perro, el control y liderato sobre el perro están garantizados. De esta manera conseguirán establecer lazos y vínculos entre ambos.